Por qué pudiendo ganar dinero con un Airbnb hay quien prefiere prestar gratis su cama a viajeros. Tienen buenas razones para ello

Por qué pudiendo ganar dinero con un Airbnb hay quien prefiere prestar gratis su cama a viajeros. Tienen buenas razones para ello

Hace unos meses tras hacer un viaje a París con una buena amiga y poder alojarnos ahí gratis gracias a que ella es parte de una web de intercambio de casas,  hice un artículo reflexionando sobre cómo siento que el dinero ha acabado con la economía del compartir, la economía colaborativa, que era tan famosa hace unos pocos años.

Personalmente, fui parte durante mucho tiempo de Couch Surfing, lo que me permitía viajar sin gastar en alojamientos, conociendo a la gente local de mis destinos, haciendo nuevas amistades y también recibiendo a gente en casa cuando yo no estaba viajando, pero podía así enriquecerme con sus historias.

Últimamente he vuelto a conocer a personas que siguen manteniendo algún tipo de herramienta de economía colaborativa como forma de vida y puedo entender perfectamente que haya gente que, pudiendo ganar un dinero con Airbnb (o Booking o cualquier plataforma ya que el modelo de Airbnb se ha extendido a muchas webs del estilo permitiendo los anuncios de particulares), prefieran no hacerlo.

Es cierto que yo he ido dejando casi todo de lado por la falta de tiempo en general, tanto en los viajes como en mis rutinas. También porque afortunadamente ya conozco a tanta gente bonita y tengo tantas amistades que a mi casa ya me vienen a visitar muchas veces personas y también cuando viajo suelo aprovechar para ver a gente que me abren las puertas de sus casas.

Las relaciones entre personas, sin intereses

Una razón que me parece relevante es la de simplemente disfrutar de las relaciones entre personas. Por un lado, entiendo que alguien quiera conocer gente en el país de destino al que viaja, compartir sobre su cultura, conocer más de su comunidad…. o también quiera desde su propio hogar conocer a personas de otros países. Sin la necesidad de que intermedie el dinero.

Es decir, que no haya ningún interés en toda la interacción más que la de hacer amistades, crear lazos con personas de nuevas culturas… y que el único interés sea el del aprendizaje y el conocimiento.

Por mi propia experiencia, además, las personas con las que me he cruzado a través de Couch Surfing (muchas de ellas siguen siendo mis amistades después de años) suelen ser más respetuosas y consideradas. Tengo amistades que han usado ambas plataformas a lo largo de los años. E incluso una amiga sigue usando las dos indistintamente. Le gusta conocer muchas culturas y en su casa recibe a muchas personas a menudo, también en WorkAway. Donde ella vive, la legislación le permite alquilar solo una habitación a viajeros (en ciertos lugares la obligación es alquilar la casa entera).

Y me han contado que hay grandes diferencias a la hora de cuidar el espacio, la limpieza, las relaciones, las ganas de conocer más sobre la cultura local y forjar amistades….

En Airbnb, finalmente, la persona está pagando por el uso de una casa, aunque sea poco, y eso ya parece dar derecho a cuidar menos de las casas. En Couch Surfing y otras similares, el objetivo era hacer amistades y en muchas ocasiones, he sido testigo directa de que se lograba. Estoy segura de que en mis años haciendo Couch Surfing a menudo pude vivir experiencias que mis anfitriones me ofrecían a lugares remotos, con sus familiares o amigos, que ni el mejor tour para turistas me hubiera dado.

Buscar formas de compartir, sin la burocracia de las leyes

Por otro lado, si queremos que medie un interés, hay otras plataformas que sí permiten intercambios de favores materiales como los intercambios de casas. Y ahí, realmente quienes lo hacen, se ahorrar varios quebraderos de cabeza que el uso de Airbnb o Booking sí traen.

No tienen que cumplir con una regulación que a veces exige mucha burocracia, ni tener que mantenerse siempre informados de los cambios para no incurrir en alguna falta que pueda acabar en una multa y también se ahorran el quebradero de cabeza que luego estos ingresos extra puede suponer de cara al pago de la renta.

Y es que, no es lo mismo una empresa o un gran propietario con muchísimos pisos turísticos y cuente con empresas dedicadas a toda la gestión que suponen las leyes, que una persona que tenga un espacio para alquilar de manera ocasional a viajeros y tenga que llevar a cabo el mismo proceso.

Cuando Airbnb salió a la luz se presentaba como una especie de Couch Surfing, pero de pago: el visitante pagaba y el huésped podía recibir un dinero que le ayudase a hacer frente a los gastos de su hogar o de sacar algo de rentabilidad a su propiedad. De hecho, al principio se englobaba dentro del término consumo colaborativo.

Ahora las cosas han cambiado y las reglas son las mismas para quien tiene una pequeña propiedad que alquila ocasionalmente, que para un imperio de pisos turísticos, en la mayoría de lugares. Sin embago, por ejemplo, en el intercambio de casas no hay que enfrentarse a nada de esto. Y sí que de todos modos hay la opción de llevar una buena compensación a cambio de dejar tu casa a gente: tener lugares donde quedarte gratis al viajar.

Si recibes a gente en tu casa, recibes puntos dentro la plataforma y luego al irte de viaje puedes buscar dóne alojarte gratis. Incluso si cada año te vas una temporada larga de vacaciones, puedes buscar las opciones que existen. Al fin y al cabo, uno de los mayores gastos de cualquier vacación o viaje suele ser el alojamiento. Así que permiten un ahorro que puede ser considerable sin luego tener que enfrentarse a enredor burocráticos ni fiscales.

Imagen | Foto de Alexei Scutari en Unsplash

En Genbeta | El teletrabajo me sirvió para mudarme a una ciudad barata. Podía  trabajar menos horas para vivir y tenía mucho tiempo libre


La noticia

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Bárbara Bécares

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